jueves, 28 de agosto de 2008

La Obra (1ª Parte)

“¿Dónde está mi musa? ¿Quién la ha atrapado? ¿Por qué hace tanto tiempo que no aparece a mi lado? Busco, pero no la encuentro, esa palabra perdida, esa chispa que hace que despierte en mí la inspiración, a la que llevo tanto tiempo esperando. Quizá no la haya buscado bien, quizá sea ella la que tiene que venir a mi, la que tiene que buscarme, la que debe…”

A la mierda, al igual que Daniel, el protagonista principal de mi obra de teatro, yo tampoco estaba inspirada, así que decidí tomarme un descanso para pensar en otra cosa, para alejar mi mente de aquellas palabras que no querían tomar forma en mi cerebro, que se resistían a salir.

Necesitaba descansar y recuperar energías, por lo que me dirigí a la cocina y me preparé una taza de café bien cargado. Taza en mano, salí a la terraza en busca del cobijo y los susurros de las estrellas, que siempre me habían ayudado a tranquilizarme, a olvidarme de todo. Saboreé el café que había preparado y, cuando empezaba a desconectar de la realidad, un timbrazo me devolvió a ella de golpe. Maldije entre dientes el teléfono y a quien fuera que llamara a esas horas y me dirigí al salón a contestar. Al otro lado de la línea, Dani se percató de mi tono de enfado, y sin siquiera saludar me pidió disculpas por llamar tan tarde. Le dije que no pasaba nada, que estaba despierta. Me recriminó el que llevara una semana sin salir de casa, y me dijo que había algo que quería enseñarme, por lo que le propuse que viniera a comer el día siguiente y de allí iríamos a dónde él quisiera. Prácticamente sin tomarse tiempo para pensarlo aceptó mi propuesta, así que quedamos en mi casa a las doce, y colgamos el teléfono.

Pensé que me vendría bien desconectar un rato de tanta inspiración, intrigas amorosas y fantasmas, y no había nadie mejor que Dani para ello. Había sido mi mejor amigo durante los años que duró el instituto, pero al salir de él nos perdimos la pista. Él estudió Bellas Artes en la universidad, y yo continué escribiendo, consiguiendo que algunas de mis historias se publicaran en revistas literarias. El destino, tan caprichoso como siempre, había hecho que nos volviéramos a encontrar siete años después. Dani estaba trabajando para una compañía de teatro, montándoles los escenarios, ayudando con el vestuario y con todo lo que tuviera que ver con la ambientación. Una de las actrices de la compañía había leído alguna de mis historias y habló con la directora, pidiéndole que me contrataran para escribir una obra. Ella accedió, y mandó a Dani a hablar conmigo. Cuando le vi llamar a mi puerta, no me podía creer lo que veían mis ojos, era él, prácticamente no había cambiado nada, y cuando me sonrió, supe que el también me recordaba. Desde ese momento, entablamos de nuevo nuestra amistad, justo donde la habíamos dejado, como si esos seis años no hubieran pasado. Seguíamos compenetrándonos como en el instituto, cuando uno era parte del otro, y yo escribía cada vez con más fluidez y mayor originalidad.

Ya había pensado suficiente por una noche, así que me acosté, olvidándome de programar la alarma para despertarme el día siguiente, un gran fallo, ya que salí de la cama entre timbrazos y tuve que abrirle la puerta a Dani en pijama, y sin haberme dado tiempo siquiera a peinarme o lavarme la cara. Tras las correspondientes burlas y alusiones a mis despistes, dejé a Dani sentado en la cocina y subí a ducharme y vestirme. No le había preguntado dónde quería llevarme, así que decidí ponerme ropa informal, opté por unos vaqueros y una camiseta negra lisa. Cuando terminé y bajé a la cocina me llevé una grata sorpresa, ya que me encontré con la mesa puesta y la comida servida. Desconocía que supiera cocinar, y menos aún cocinar tan bien, yo no había comido tan a gusto desde hacía bastante tiempo, y menos aún desde que empecé a escribir la obra.

Durante la comida hablamos poco, y la mayoría de lo que dijimos fueron trivialidades, hasta que cuando llegó el momento del postre, Dani me preguntó cómo llevaba la obra. Sabía cómo iba a acabar aquella conversación, así que directamente le dije que no le iba a dejar leerla hasta que estuviera terminada y maldije la hora en la que le conté que el protagonista principal llevaba su nombre. Siempre acabábamos igual, pero yo tenía la manía de no dejar que nadie leyera algo de lo que escribía sin que estuviera terminado, y él no iba a ser una excepción. Decidí desviar la conversación y le pregunté qué era lo que quería enseñarme. Al mirar el reloj, su cara cambió por completo, me dijo que si no nos dábamos prisa llegaríamos tarde y se levantó de golpe de la silla. Terminé de beberme el café y sin darme tiempo a levantarme por mi misma, Dani me cogió de la mano y tiró de mí, llevándome hasta la puerta a paso rápido. Seguimos así hasta llegar a su coche, cuando por fin me soltó para abrirme la puerta delantera y hacerme entrar. Cuando empecé a protestar me dijo que me calmara, que a su debido tiempo sabría a dónde íbamos, pero que no había tiempo para explicaciones, ya que llegábamos tarde.

Debía de ser una cita muy importante para él, porque nunca le había visto conducir de esa forma. Por fin, aparcó el coche y cuando bajamos me explicó que había encontrado un teatro perfecto para la representación, pero que quería que yo lo viera, y había quedado con el dueño para que nos lo enseñara justo entonces. Nos dirigimos a la puerta principal, pero allí no había nadie y cuando Dani la golpeó con los nudillos se abrió con un extraño chirrido. Pensamos que quizá el dueño estaba dentro, ya que en el escenario nos había parecido ver luz, por lo que nos adentramos despacio hacia el patio de butacas, mientras Dani llamaba al dueño, pero nadie contestaba. De repente, escuchamos lo que nos pareció un grito que provenía del escenario. Nos miramos durante un segundo, quizá menos, y de la mano salimos corriendo hacia el escenario, pero, cuando llegamos, nuestros ojos no dieron crédito a lo que allí veían.


CONTINUARÁ

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante e intrigante
¿Para cuando la conclusion? jejeje
Saludos

El Ente dijo...

jejejjeje que bueno!!!!! jajajja veo que te empeñas en engancharme aun mas???? Estupendo laura!!! Un beso!

PD: ¿2ª parte?

Nefertari dijo...

La segunda parte supongo que la tendréis cuando acabe los exámenes, así aumenta vuestra intriga, jajajaja.

Gracias a los dos por los comentarios.

Auron de Dargaard dijo...

nos tienes enganchados, esta muy bien la historia, esperaremos impacientes ^^

Anónimo dijo...

No!! Navarrana!!! Cómo has podido dejarnos colgados hasta la próxima temporada!?!? En fin... habrá que esperar resignados a que continúes con la historieta... pobres de nosotros ahora que nos hemos enganchado.
Mucha suerte en tus exámenes, espero que los saques todos bien y los acabes con fuerzas para seguir escribiendo. Un beso!!

Anónimo dijo...

Está bien, pero igual deberías haber esperado y haberlo publicado entero. A ver si rompes el dicho de "segundas partes nunca fueron buenas".

Besos.

P.D. Un consejo para el seguiente: trata de no hacerlos todos en primera persona.