martes, 1 de diciembre de 2009

Desierto

(E.E.) Un grito ha roto de repente el silencio. ¿Qué habrá ocurrido? Creía que aquí no había nadie. Me acercaré más para ver quién pide ayuda tan desesperadamente. Vaya, es una persona, un hombre. Parece que está asustado. No sabe cómo ha llegado hasta aquí. Trata de pedir ayuda a gritos, pero no sabe que no hay nadie que pueda ayudarle, ni siquiera un animal que huya al oírle gritar. Aquí, desde hace años solo vivo yo. Trataré de contestarle, hace tanto tiempo que no tengo a nadie con quién hablar que no sé si logrará entenderme:

- ¡Hola! Lo siento, estás solo, nadie puede oírte excepto yo.

Espero a que responda, pero parece que se ha asustado más; mira hacia los lados, como si buscase un lugar por el que escapar, pero desesperado ve que todo a su alrededor es idéntico, un inmenso desierto. Intentaré hablar con él de nuevo:

- No hay salida. El único modo de salir de aquí es hacerlo del modo que llegaste, pero… ¿cómo has llegado hasta aquí?

Vaya, ahora está temblando, se ha sentado en el suelo y se abraza las rodillas. Ya no grita, y tiene la vista fija, pero no mira a ninguna parte. Se está hundiendo, pero no trata de librarse de la arena que le atrapa. Dentro de poco ni siquiera podré verle. Ya está, ha desaparecido. Estoy solo de nuevo. Pero…

(H.H.) ¿Quién ha gritado? ¿He sido yo? Sí, así ha sido. ¿Dónde estoy? He despertado de repente, y a mi alrededor todo lo que veo es un desierto, un desierto inmenso. Mire hacia donde mire, no hay muestras de vida, todo es idéntico, y ya ni sé si miro a la derecha o a la izquierda. Vuelvo a gritar, pero no creo que nadie pueda oírme, ni siquiera he visto signos de vida animal. Pero…, un momento, estoy oyendo algo, si aquí no hay nadie, ¿qué puede ser? Es como si una voz viniera del cielo, pero no logro comprender qué dice, si es que realmente está diciendo algo y no es mi imaginación la que me está jugando una mala pasada. Desesperado, vuelvo a mirar a mi alrededor, tratando de buscar algún lugar por el que salir de aquí, pero todo me parece idéntico… De repente, vuelvo a escuchar una voz, y en esta ocasión además puedo entender qué es lo que dice: que no hay salida, que solo puedo salir por el mismo camino por el que he llegado, ¡pero no sé cómo he llegado hasta aquí! Mi cuerpo tiembla, no hay ningún camino por el que huir, así que me siento y me abrazo las rodillas, procurando tranquilizarme. Aterrado, me doy cuenta de que estoy paralizado. Me hundo en la arena, pero no puedo moverme, ni siquiera puedo gritar. Dentro de poco me habré hundido completamente. Me resigno, una vez me hunda, estaré muerto…

Otro grito. De nuevo, he sido yo, pero si miro a mi alrededor no hay desierto, únicamente veo mi habitación. Estoy en la cama, empapado en sudor. ¿Una pesadilla? Un sueño demasiado real, aterrador. Me siento, intentando que mi respiración y los latidos de mi corazón vuelvan a la normalidad.

(E.E.) De nuevo, silencio. Se ha ido, pero se ha llevado algo con él. Ahora puedo ver a través del agujero por el que se ha hundido. Veo un mundo que creí haber soñado, pero no, ahora lo recuerdo, es un mundo que conozco, o que una vez conocí. Si me acerco más lo veo a él, él me ha devuelto ese mundo, me ha ayudado a recordar. Allí está, sentado en una cama, como si tratara de tranquilizarse, parece que es de noche y hasta hace poco dormía… Vaya, ¿he sido yo su pesadilla? Ahora lo recuerdo, hubo un tiempo en el que yo también dormía, en el que soñaba, en el que existía…

(H.H.) Ya estoy más calmado, intentaré dormir de nuevo. Me tumbo, pero no puedo evitar proferir un grito al ver algo en el techo, algo que no debería estar ahí. Es como una ventana, un agujero irregular, pero la imagen que veo a través de él es horripilante. Un cielo completamente azul, un cielo como el que acabo de ver en mi pesadilla. Sin embargo… hay algo diferente, me asusto al ver dos ojos, brillantes, que me observan. Cierro los ojos, esperando que desaparezcan y ya no estén allí por la mañana…

(E.E.) Le he asustado, de nuevo. Debo estarle agradecido, me ha devuelto mis recuerdos. Le dejaré descansar, taparé este agujero, espero que él viva una vida que luego pueda recordar.