martes, 1 de diciembre de 2009

Desierto

(E.E.) Un grito ha roto de repente el silencio. ¿Qué habrá ocurrido? Creía que aquí no había nadie. Me acercaré más para ver quién pide ayuda tan desesperadamente. Vaya, es una persona, un hombre. Parece que está asustado. No sabe cómo ha llegado hasta aquí. Trata de pedir ayuda a gritos, pero no sabe que no hay nadie que pueda ayudarle, ni siquiera un animal que huya al oírle gritar. Aquí, desde hace años solo vivo yo. Trataré de contestarle, hace tanto tiempo que no tengo a nadie con quién hablar que no sé si logrará entenderme:

- ¡Hola! Lo siento, estás solo, nadie puede oírte excepto yo.

Espero a que responda, pero parece que se ha asustado más; mira hacia los lados, como si buscase un lugar por el que escapar, pero desesperado ve que todo a su alrededor es idéntico, un inmenso desierto. Intentaré hablar con él de nuevo:

- No hay salida. El único modo de salir de aquí es hacerlo del modo que llegaste, pero… ¿cómo has llegado hasta aquí?

Vaya, ahora está temblando, se ha sentado en el suelo y se abraza las rodillas. Ya no grita, y tiene la vista fija, pero no mira a ninguna parte. Se está hundiendo, pero no trata de librarse de la arena que le atrapa. Dentro de poco ni siquiera podré verle. Ya está, ha desaparecido. Estoy solo de nuevo. Pero…

(H.H.) ¿Quién ha gritado? ¿He sido yo? Sí, así ha sido. ¿Dónde estoy? He despertado de repente, y a mi alrededor todo lo que veo es un desierto, un desierto inmenso. Mire hacia donde mire, no hay muestras de vida, todo es idéntico, y ya ni sé si miro a la derecha o a la izquierda. Vuelvo a gritar, pero no creo que nadie pueda oírme, ni siquiera he visto signos de vida animal. Pero…, un momento, estoy oyendo algo, si aquí no hay nadie, ¿qué puede ser? Es como si una voz viniera del cielo, pero no logro comprender qué dice, si es que realmente está diciendo algo y no es mi imaginación la que me está jugando una mala pasada. Desesperado, vuelvo a mirar a mi alrededor, tratando de buscar algún lugar por el que salir de aquí, pero todo me parece idéntico… De repente, vuelvo a escuchar una voz, y en esta ocasión además puedo entender qué es lo que dice: que no hay salida, que solo puedo salir por el mismo camino por el que he llegado, ¡pero no sé cómo he llegado hasta aquí! Mi cuerpo tiembla, no hay ningún camino por el que huir, así que me siento y me abrazo las rodillas, procurando tranquilizarme. Aterrado, me doy cuenta de que estoy paralizado. Me hundo en la arena, pero no puedo moverme, ni siquiera puedo gritar. Dentro de poco me habré hundido completamente. Me resigno, una vez me hunda, estaré muerto…

Otro grito. De nuevo, he sido yo, pero si miro a mi alrededor no hay desierto, únicamente veo mi habitación. Estoy en la cama, empapado en sudor. ¿Una pesadilla? Un sueño demasiado real, aterrador. Me siento, intentando que mi respiración y los latidos de mi corazón vuelvan a la normalidad.

(E.E.) De nuevo, silencio. Se ha ido, pero se ha llevado algo con él. Ahora puedo ver a través del agujero por el que se ha hundido. Veo un mundo que creí haber soñado, pero no, ahora lo recuerdo, es un mundo que conozco, o que una vez conocí. Si me acerco más lo veo a él, él me ha devuelto ese mundo, me ha ayudado a recordar. Allí está, sentado en una cama, como si tratara de tranquilizarse, parece que es de noche y hasta hace poco dormía… Vaya, ¿he sido yo su pesadilla? Ahora lo recuerdo, hubo un tiempo en el que yo también dormía, en el que soñaba, en el que existía…

(H.H.) Ya estoy más calmado, intentaré dormir de nuevo. Me tumbo, pero no puedo evitar proferir un grito al ver algo en el techo, algo que no debería estar ahí. Es como una ventana, un agujero irregular, pero la imagen que veo a través de él es horripilante. Un cielo completamente azul, un cielo como el que acabo de ver en mi pesadilla. Sin embargo… hay algo diferente, me asusto al ver dos ojos, brillantes, que me observan. Cierro los ojos, esperando que desaparezcan y ya no estén allí por la mañana…

(E.E.) Le he asustado, de nuevo. Debo estarle agradecido, me ha devuelto mis recuerdos. Le dejaré descansar, taparé este agujero, espero que él viva una vida que luego pueda recordar.





viernes, 23 de octubre de 2009

Porque no solo de letras vive el hombre...

Como bien reza el título de esta entrada, ya que el hombre no vive únicamente de las letras, voy a permitirme un pequeño stop en la línea que había llevado el blog hasta ahora y os voy a dejar unas cuantas fotos de una ciudad preciosa: la mía, Pamplona.

Pinchad en las imágenes para verlas completas.

El Parque Yamaguchi


El Redín


El Caballo Blanco

Vistas desde el paseo de la Media Luna


Plaza Conde Rodezno


Una fuente que adorna el paseo de la Media Luna


Río Arga + Puente de Santa Engracia


Puente de Santa Engracia


Portal de Francia


Plaza del Castillo


Vistas nocturnas desde el Redín


Monumento a los fueros


Uno de los jardines de la Taconera


Espero sinceramente que os hayan gustado las imágenes. He redescubierto rincones de mi ciudad que me parecen mágicos, y que son dignos de ser retratados. Espero no volver a olvidarlos.

lunes, 5 de octubre de 2009

Y los sueños... ¿sueños son?


Aún en estado de shock, se miró las manos, y sintió como si un sueño acabara de escapar de ellas. Algo por lo que tanto tiempo llevaba luchando, ¿ahora se iba así, sin más? No, no pensaba dejar que eso sucediera. Nadaría, correría, haría todo lo que fuera posible, e incluso lucharía contra lo imposible, para recuperarlo. No permitiría que ese sueño se le escapara. Gran parte de su vida había sido vivida persiguiendo ese sueño, ¿iba a dejarlo ahora? No, no lo haría, aunque aquella decisión conllevara una ardua lucha contra la razón y el sentido común, seguiría viviendo en torno a ese sueño, que algún día vería realizado. Y ese día, por fin, sería capaz de soñar.

Imagen: París, Jardines de Luxemburgo, estatua que representa al actor griego. Comentario: quiero vivir mi vida, no intepretarla.

lunes, 31 de agosto de 2009

Cuéntame un cuento...

- Papá, ¿me cuentas un cuento antes de dormir?

- Está bien, Elisabeth, pero uno corto. Uno que no te he contado hasta ahora, pero que creo que te va a gustar.

- ¿De qué trata?

- Verás, en un mundo, que a muchos podría parecerles lejano, aunque en realidad se sorprenderían al saber lo cerca que está, reinaban dos diosas…

- ¿Dos diosas enfrentadas?

- No, cariño, las dos diosas eran amigas, y como te estaba contando reinaban mediante el respeto y la…

- ¿Pero por qué eran amigas? Se supone que deberían pelearse.

- ¿Y por qué tendrían que pelearse?

- Porque todas las historias divertidas sobre dioses son divertidas cuando los dioses se pelean. Al final se reconcilian, pero siempre tienen que estar enfrentados por alguna razón para poder pelear…

- Y dime, cariño, ¿significa eso que una historia nueva no puede ser divertida? ¿Tiene que repetir siempre el mismo patrón para que te guste? Si es diferente, ¿no le darás una oportunidad?

- ¡Pues claro que no! Si ya sé qué es lo que me divierte, ¿por qué voy a fiarme de algo distinto que a lo mejor no me gusta?

- Pero entonces te perderás muchas cosas.

- Pero las que tenga serán cosas que sé que me gustan.

- Elisabeth, hay un refrán que dice que quien no arriesga no gana, y es cierto. Si no les dieras oportunidad a las cosas nuevas, diferentes, te estarías perdiendo muchísimas cosas. Y ya no hablo únicamente de las historias, hablo de los sabores, de los lugares, de los colores, de la gente incluso… Nunca rechaces nada ni a nadie únicamente por ser diferente, y no intentes ser como los demás solo por ser aceptada, sé tu misma, siempre, créeme, saldrás ganando.

- Es cierto, papá, tienes razón.

- Entonces, ¿puedo hablarte ahora de las dos diosas?

Pero cuando miró a su hija vio que ya yacía en la cama, completamente dormida.

jueves, 20 de agosto de 2009

...

La vi venir, despacio, como si el tiempo hubiese dejado de avanzar, pero entonces los minutos empezaron a correr en el reloj y aquella figura, que tan lejana me había parecido, llegó corriendo, pistola en mano, y me disparó. Dos minutos después estaba muerta, tendida en el suelo, rodeada por un gran charco de sangre que aumentaba de tamaño conforme los segundos pasaban. Pero algo había fallado, era yo quien debería estar allí, no ella. Sin embargo, la bala que iba dirigida a mí, me había alcanzado en el brazo, atravesándolo y yendo a parar a su abdomen, matándola. No podía evitar pensar que había sido culpa mía. De repente, comencé a encontrarme fatal, quizá por la perdida de sangre, o por la impresión de ver a mi hermana allí tendida, muerta…. Fuera cual fuera la causa, caí al suelo, y allí…

Víctor, con lágrimas en los ojos, cerró el libro, no quería leer el final de aquella historia, con la que tanto había sufrido, sentido, reído, llorado…



P.D: Ya sé que por sí sola esta historieta no tiene demasiado sentido. La empecé a escrbir pensando que probablemente daría lugar a algo más largo, pero como en todo el tiempo que ha pasado no ha querido que continuase con ella, os la dejo aquí, para que sepáis que sigo en activo.

miércoles, 24 de junio de 2009

Frente a mí

No os podéis imaginar la ilusión que me hace poder publicar esta entrada por fin. Tras meditarlo, y tras muchos quebraderos de cabeza para ponerlo todo en orden, he conseguido editar y publicar mi primer librito, una recopilación de los relatos que habéis podido leer por aquí.

Os presento la portada:





Si os queréis animar a comprarlo, podéis hacerlo desde aquí: http://www.bubok.com/libros/12126/Frente-a-mi

Gracias, mil gracias, a todos los que me habéis leído y comentado, sin vosotros, esta entrada no hubiera sido posible.

sábado, 30 de mayo de 2009

Inspiración


“La inspiración es una amante caprichosa”, me dijo cuando, preocupada, le pregunté el porqué de mi incapacidad para crear nuevos cuentos durante aquellos últimos meses. Pero la explicación no terminó con esa afirmación, y el maestro siguió hablando:

“La inspiración es una amante caprichosa. Cuando está se muestra dócil y productiva, pero cuando falta… Cuando falta, su ausencia puede volvernos locos. ¿Cómo alguien que nos ha amado tanto, que nos ha hecho producir auténticas maravillas, o que simplemente nos ha ayudado a crear puede irse así, tan de repente? Nos deja solos, desprotegidos, sin una parte esencial de nosotros. Nos abandona, dejándonos desamparados, como si fuéramos un pintor sin pinceles, un escritos sin tinta, un escultor sin cincel…

Y cuando vuelve… Cuando vuelve sonreímos como idiotas y sin recriminarle que se haya marchado tratamos de aprovechar cada momento que nos da, cada segundo mientras siga con nosotros, amándonos, entregándose a nuestra obra, antes de marcharse de nuevo.

Y así…así se pasa el tiempo, entre idas y venidas, entre musas y demonios… Pero ella siempre vuelve, y cuando lo hace, la recibimos de nuevo, encantados.”

“Ahora lo entiendo, maestro”, dije, “esperaré a que vuelva y cuando lo haya hecho aprovecharé todo el tiempo que me dé. Gracias.”


Imagen: París (2009) , Torre Eiffel, ¿una fuente de inpiración?

lunes, 6 de abril de 2009

Mala Suerte

Esa mañana, mientras se peinaba, David había tirado el pequeño espejo que tenía sobre el lavabo. “Mierda”, pensó, “eso serán siete años de mala suerte”. Más tarde, de camino al trabajo con su bicicleta, un gato negro se cruzó en su camino, y para evitar atropellarlo tuvo que desviarse y pasar por debajo de una escalera. “¿Más mala suerte? ¿Qué me pasa hoy?”. Ese mismo día, mientras dejaba la bici encadenada antes de entrar al trabajo, empezó a llover, por lo que David tuvo que abrir el paraguas, que se atascó haciendo que David no pudiera cerrarlo antes de entrar a su edificio. “Esto ya es de cachondeo”, pensó David, cuando de repente un cascote cayó desde el techo que estaban arreglando en aquel momento y rebotó en el paraguas que aún no había conseguido cerrar. Entonces, David supo que podía reírse de la mala suerte. ¿Supersticiones? ¿Quién dijo que fueran ciertas?

jueves, 5 de marzo de 2009

Una Noche Mágica

Un pequeño regalo que escribí para los foreros de CrownLess, para agadecerles un sábado genial, uno de los mejores días que he pasado hasta ahora.

Neriah
y Lady Astaroth, las dos princesas del reino de CrownLess esperaban con impaciencia la llegada de OskaR, el famoso guerrero del que tanto habían oído hablar, pero que nunca se había dejado ver por el reino. Junto a ellas, esperando pacientemente se encontraban Nefertari, la Cuentacuentos del reino, y Mina, que ostentaba el mismo puesto en el reino adyacente, las cuales se habían reunido para la ocasión, que parecía ser el inicio de uno de los cuentos más hermosos jamás escritos. Mientras esperaban a aquel guerrero, una persona más se sumó al pequeño grupo. Era Kuka, una gran amiga de las princesas, que estaba deseando que llegaran a Palacio y fueran bienvenidas oficialmente para poder jugar con ellas.
Al fin, tras una espera que pareció corta gracias al arte de las Cuentacuentos, llegó el ansiado guerrero, con su rizada melena al viento. Fue tal su entrada que las allí presentes no pudieron evitar aplaudir al verlo.
La misión del fornido guerrero era la de escoltar a las princesas y a sus bellas acompañantes hasta el castillo, donde los reyes las recibirían. Cumplió su labor sin ningún tipo de contratiempo, acompañándolas mientras trababa amistad con las Cuentacuentos.
La llegada al castillo fue por tanto rápida, sin embargo, NaNe y Jorge, los reyes, habían salido y parecía que tardarían algún tiempo en volver. Se dispusieron a esperar, mientras aprovechaban para conocerse mejor. Poco tiempo después apareció Turbo, el hermoso mensajero del reino, montado en su corcel blanco. La princesa mayor, Lady, no pudo evitar quedarse prendada de la belleza del mensajero, sonrojándose cuando se dirigió a ella y le informó de que los reyes tardarían aún un tiempo en volver. Siguieron a la espera, mientras las princesas le contaban a Kuka cómo les había ido con MuÑeQuiTa_De_CueRo, la estricta maestra con la que habían pasado los últimos dos años.
Aún no habían llegado los reyes, cuando llegaron a la puerta de palacio dos visitas más, dos de las más bellas criaturas que el reino había visto en mucho tiempo: Anaira, una preciosa hada capaz de conceder deseos, y Maritornes, la más bella bailarina que había sido contratada en palacio en los últimos años. Todos ellos entablaron una animada conversación, y descubrieron que habían sido invitados por los reyes debido al mismo asunto, el cual aún era un misterio. Su nerviosismo empezaba a materializarse cuando por fin los vieron aparecer, tan apuestos y bien vestidos como siempre.
NaNe y Jorge, la pareja real, los saludaron a todos como si fueran amigos de toda la vida, y les invitaron a entrar a palacio. Una vez allí les comunicaron el motivo por el que les habían hecho llamar. Tenían planes para Lady Astaroth, habían decidido que debía casarse con OskaR, el gran guerrero. Al escuchar estas palabras de boca de la reina NaNe, tanto la princesa como el guerrero palidecieron. La joven no quería casarse con un luchador, menos aún cuando había quedado prendada de la belleza del mensajero, y el valeroso guerrero no deseaba atarse a una dama. A su vez, el resto de los presentes no quería presenciar una boda que fuera llevada a cabo por obligación, así que la vista de todos se volvió hacia Anaira, esperando que la magia del hada pudiera hacer algo por ayudarles. El hada pensó en qué sería lo mejor para resolver aquella situación, y mientras Maritornes distraía a los demás con un sensual movimiento de caderas, ella obró su magia, recordando las enseñanzas de Germánico, el mago del reino que desgraciadamente estaba ausente. Logró que todos olvidaran la boda, y los trasladó a la taberna de Charly, el tabernero conocido por todos, que les sirvió unas copas y les atendió hasta el amanecer, cuando terminó aquella mágica noche.

miércoles, 25 de febrero de 2009

El Mar


Es como intentar describir el viento… ¿Cómo describo algo cómo el mar? Quien no lo haya visto nunca no se contentará con una simple descripción, como por ejemplo: una gran masa de agua. El mar es algo más: es agua, son las olas con las que juegan los niños y los no tan niños, son las olas que arropan a los enamorados bajo la luz de la luna, son esas olas que alguna vez nos han hecho cosquillas en los pies… Pero el mar es también la gente que nada en él, los barcos que lo surcan, las especies que lo pueblan: desde las grandes ballenas, los hermosos delfines, hasta los seres microscópicos que en él habitan, que llevan allí más tiempo del que el ser humano ha poblado la Tierra, que ya estaban allí antes de los dinosaurios, que lo consideraban su hogar en el principio de los tiempos y que ahora lo ven invadido…

¿Y cómo describir el mar sin hablar de su olor? Ese olor a salitre, que te pica en la nariz, que es imposible de olvidar. ¿Y el sonido? No olvidemos el sonido del mar, aunque todo el mundo lo ha escuchado: ¿quién no se ha puesto nunca una caracola en la oreja y ha exclamado ¡se oye el mar!?

El mar es todo y nada, todo lo que acabo de describir, y un acúmulo de sensaciones: paz, relax, o por el contrario agobio… Como casi todo, depende de la experiencia…


Un pequeño ejercicio de descripción...

jueves, 29 de enero de 2009

La Sed

Todo, y al mismo tiempo nada, pasó por su mente en aquel momento: la sed de sangre, su sabor, la sensación de tener una vida en sus manos, de saber que era él quien decidía si alguien vivía o moría; se sentía un dios, pero había descubierto bruscamente que no lo era. Quiso apartar esas imágenes de su cerebro, y lo logró, puesto que había sido él quién las había evocado.

Entonces empezó a recordar algo que estaba profundamente enterrado en su memoria: su primer amor, su primera víctima, la primera vez que se había alimentado de sangre, todo parecía tan real, como si lo estuviera viviendo de nuevo.

De este modo, empezó a contarle su historia:

Dicen, que poco antes de morir toda nuestra vida pasa ante nuestros ojos, como si de una película se tratara. Pero ahora, soy capaz de confirmar que esta afirmación es completamente falsa. Si quiero que mi vida pase por delante de mis ojos, tal y como la he vivido, sin que parezca un sueño, debo ser yo quién la recuerde y la haga pasar. Si realmente quieres conocer mi historia, cierra los ojos, y la película comenzará.

Siempre quise ser el guionista de mi propia vida, y durante mucho tiempo creí que así había sido, pero resultó que no era yo quién la regía, si no que me movía al compás de la melodía que cantaban mis más viles instintos.

Tenía solo 15 años cuando la sentí: la sed. Intenté saciarla, pero ni el agua, ni los refrescos, ni siquiera el alcohol tuvieron los efectos deseados. Recorrí la casa buscando algo que me saciara durante horas, hasta que me corté con una de las botellas que había tirado al suelo en plena desesperación. Siguiendo un acto reflejo, me llevé el dedo herido a los labios, y entonces noté como parte de mi sed desaparecía, ¡allí estaba! La solución, mi propia sangre había logrado calmar mis ansias por beber.”

- Cuéntame algo sobre tú primera víctima. – Él levanto la vista. Aquella extraña mujer acababa de pronunciar al fin sus primeras palabras.

Hasta ahora, no había dicho absolutamente nada, simplemente había permanecido allí sentada, frente a él, escuchándole, escudriñando cada uno de sus gestos, cada uno de sus movimientos.

Era la primera vez que él la observaba detenidamente. Era joven, muy guapa, aunque demasiado pálida y sus ojos… Aquellos ojos oscuros estaban repletos de expresividad, de rabia, pero también de tristeza. Sergio no pudo evitar preguntarse qué es lo que le había ocurrido, qué podría haberla hecho sentir así: tanta rabia acumulada, tanta tristeza de la que no se había podido deshacer…

“¿Mi primera víctima? Fue tres días pues de haberla sentido, de haber comprendido que la sangre era lo único que calmaba mi sed. Supe que si no bebía pronto, si no saciaba aquella apremiante necesidad, enloquecería. Supe también, por supuesto, que no podía alimentarme de mi propia sangre, a pesar de haber sido ésta la que había logrado saciarme en un principio, la que me había ayudado a descubrir cuál era el remedio para mi enfermedad.

Había pasado esos tres días en casa, en la cama, por orden de mi madre, que al verme tan pálido y notar que no tenía ningún apetito pensó que estaba enfermo. De repente, recibí una visita inesperada: la chica más guapa de clase, la chica de la que yo estaba enamorado, vino a verme, preocupada por mi ausencia en el instituto. ¡No me lo podía creer! Mi madre la dejó pasar, y ella se sentó a mi lado. Empezamos a hablar y en aquel momento pude verlo, pude leerlo en sus ojos, me amaba, y deseaba que me recuperara. Fue el instante más feliz de mi vida, pero duró poco, ya que sin poder evitarlo mi mirada se dirigió instintivamente hacia su cuello, hacia aquel hermoso cuello en el que latían venas y arterias. La sed se adueñó de mí, y sin pensarlo dos veces, la acerqué a mí y me alimenté de su sangre. La maté, y sufrí muchísimo en ese momento, nunca había sido ni intención matarla, pero no había logrado controlar mi ansía. Aterrado por lo que pudiera ocurrirme huí de casa, salí por la ventana, saltando al árbol más próximo, y corriendo hasta que estuve lejos. Me escondí durante meses, esperando que nadie me encontrara y sobreviviendo a base de la sangre de los animales que se cruzaban en mi camino. Tuve mucho tiempo para reflexionar y, al menos durante un mes lloré la muerte de la chica a la que amaba, pero descubrí que quizá a ella le hubiera gustado morir así. Ella me amaba, había muerto para salvarme, para que yo pudiera seguir viviendo, no era algo tan malo. Aquel amor que había leído en sus ojos era real, y si así era, ella hubiera estado dispuesta a hacer ese sacrificio por mí, y así lo hizo.

Pese a lo que pensaba, no pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas al hablar de ese capítulo de su vida, que creía cerrado hacía ya tanto tiempo. Miró a su interlocutora, y para su sorpresa, vio que ella también lloraba. Sin embargo, las suyas eran lágrimas diferentes, en su mirada había rabia, además de tristeza e impotencia. Se preguntó qué la habría hecho sentirse así, pero no se atrevió a dirigirse a ella sobre ese tema en voz alta. Sin embargo, deseaba preguntarle algo:

- Has venido a matarme, ¿no es así? ¿Me matarás ahora que te he contado lo que querías saber?

- Está bien – dijo ella, haciendo caso omiso de su última pregunta – tú ya me has contado tu historia, al menos la parte que necesitaba saber, dejaré que ahora escuches cuál es la mía, aunque te haré un resumen. ¿Sabes? Hace 20 años yo tenía una hija, una niña preciosa. Contaba con solo tres años cuando su madre desapareció. Una noche, mientras volvía a casa, alguien me atacó, y me mordió en el cuello; creí que iba a morir allí mismo, pero no fue así, desperté con una nueva percepción de la realidad, y con una apremiante sed que comprendí como sed de sangre y sacié pronto con un viandante desprevenido. Sabía que no podía volver así a casa, tanto mi marido como mi hija corrían peligro, así que dejé que me dieran por desaparecida. Pero nunca me alejé demasiado, siempre estuve vigilando a mi pequeña, la vi crecer y enamorarse por primera vez, y fue ese amor el que la mató. Sí, como te estás imaginando, tu primera víctima, la chica a la que amabas, era mi hija, mi preciosa niña, y me la arrebataste con tus propias manos. Debía vengarme, Dios sabe que debía hacerlo, así que ingresé en la policía, me convertí en inspectora, y conseguí un permiso para venir a verte. ¿Aún no te has dado cuenta? Toda esa historia que me has contado es solo un cuento, una forma que tiene el miedo de evadirte de tu realidad, no eres ningún vampiro, eres un asesino que ha matado jóvenes sin mostrar piedad alguna durante los últimos tres años, hasta que la policía dio contigo y te atrapó. No dejaré que escapes de la realidad. Vas a morir hoy, en la silla eléctrica, y espero que sufras, que sufras todo lo que han sufrido tus víctimas y sus familias.

Una vez hubo terminado de hablar se levantó y miró al asesino a los ojos, estaba completamente anonadado, entonces él le dijo:

- Te equivocas, no soy ningún asesino, realmente soy un vampiro, las maté por necesidad, ellas sirvieron a una noble causa.

- Esperaba que dijeras eso, por eso te he traído un regalo.

Sacó una pequeña jeringuilla de su bolso, y se la clavó al preso en el cuello, empujando el émbolo hasta que todo su contenido hubo penetrado en su torrente sanguíneo. Él intentó gritar, pero ningún sonido salió de su garganta.

- Tranquilo, es normal que durante unos minutos no puedas decir nada, pero después serás consciente de todo: te he inyectado una sustancia que hará que percibas la realidad, sin que tengas ninguna oportunidad de evadirte. Tendrás consciencia de todo hasta el momento en el que exhales tu último suspiro.

Se fue, dejándole allí, pero observó su cara, su expresión mostraba auténtico pánico. Una sonrisa afloró en los labios de aquella inspectora, había cumplido su objetivo, y había llevado a cabo su venganza. Ahora podría morir en paz. Salió al tejado, y observó el amanecer, los primeros segundos al menos, hasta que dejó de sentir, y su cuerpo se convirtió en cenizas, que una ráfaga de viento esparció por toda la ciudad.

Fin

Sergio guardó el documento y lo copió en una memoria portátil. Ahora solo le quedaba llevarlo a la editorial y en un par de meses estaría en las tiendas. Se sentía orgulloso, aquella historia era la mejor que había escrito. Se preparó para marcharse, pero empezó a sentirse sediento. No era el mejor momento, pero hacía tiempo que había prometido no cazar en el trabajo, así que tendría que salir a buscar su comida. Su editora podría esperar, al fin y al cabo, él era su mayor fuente de ingresos, por eso se amoldaba a sus deseos y a su horario y trabajaba siempre de noche…

martes, 13 de enero de 2009

Una musa, por favor

Creo que nunca he pedido gran cosa, y ahora que necesito algo, que estoy pidiendo una musa, que la llamo, ha decidido dejarme sola. No sé si se está vengando de mí por haberla sobreexplotado en algún momento ya pasado, o si simplemente no le caigo bien y no quiere estar a mi lado. Sé que no soy un ser muy sociable, pero nunca pensé que a las musas les importara. Las siento cuando están a mi lado, sé que están allí, ayudándome, apoyándome, susurrándome al oído la palabra adecuada cuando no consigo encontrarla, y sin embargo ahora, cuando me siento frente al papel, pluma en mano, lo único que siento es el vacío. El vacío que se cierne a mi alrededor, está allí, siempre, incluso cuando estoy rodeada de gente, pero se acentúa cuando cojo la pluma y vienen a mi mente ideas y palabras que no sé cómo unir, no sé hacerlas fluir sin ayuda. ¿Habré agotado a mi musa? ¿Volverá? Seguiré buscándola, y llamándola cada día, esperando que regrese, porque no sé si podré vivir sin ella.