sábado, 16 de agosto de 2008

La bola de cristal

Silvia llevaba tiempo queriendo ver el futuro, hasta que aquel día, al fin, lo consiguió. En una tienda perdida en el centro de la ciudad, encontró lo que había estado buscando, una bola de cristal, cuyo manual de instrucciones estaba prácticamente intacto. Su instinto la había guiado bien hasta allí, sabía que no todas las bolas se habían perdido cuando la magia se prohibió. Miró a su alrededor para cerciorarse de que nadie la veía, y se adueñó de la bola, pagando por ella un precio menor de lo esperado, y es que, por semejante tesoro, ella hubiera estado dispuesta a pagar muchísimo más. Introdujo su adquisición en la mochila y salió de la tienda, convirtiéndose en una viandante más de las calles de aquella inmensa ciudad.

Se moría de ganas por llegar a casa y descifrar la bruma gris del interior de la esfera, pero quería pensar mientras se dirigía hacia allí, y algo le decía que tendría que luchar consigo misma, por lo que decidió no coger el metro. Odiaba aquellos inmensos gusanos metálicos que se deslizaban por debajo de la ciudad, así que no usaba ése medio de transporte a no ser que fuera estrictamente necesario. Decidió caminar hasta su casa y, mientras sus pies le guiaban, ella se concentraba en la discusión que se estaba llevando a cabo en su cabeza. Estaba acostumbrada a aquellas discusiones, era como si dentro de su cabeza hubiera dos personas distintas, con opiniones totalmente contrarias, sobre todo cuando se trataba de magia. Ésta vez era peor, había conseguido encontrar un elemento que estaba prohibido en la sociedad en la que vivía, si la descubrían, la pena sería la misma que se les había aplicado a muchos antes que a ella: la muerte.

¿Estaba dispuesta a correr el riesgo de morir simplemente por conocer su futuro? Sí, claro que lo estaba, llevaba muchísimo tiempo esperando ése momento, y no quería demorarlo más, así que aceleró sus pasos para poder llegar cuanto antes a su casa. Se concentró de tal forma en llegar lo antes posible, que no escuchó la voz que en su cabeza le decía que conocer el futuro es más peligroso de lo que parece.

Tras la larga y rápida caminata llegó por fin a su casa y, una vez allí, cerró con llave y cerrojo la puerta de la calle y corrió todas las cortinas, quedando el hogar iluminado únicamente por dos lámparas de tenue luz. Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas, y se dispuso a leer el libro de instrucciones de su bola de cristal, aunque sabía que probablemente no era necesario, ya que había leído todo lo que había encontrado sobre éstos artilugios. Sin embargo, leyó las instrucciones completas, y una vez hubo terminado de leerlas, cogió su nuevo tesoro y lo colocó frente a ella, de modo que pudiera ver bien su interior.

Siguiendo las instrucciones, el primer paso que dio fue liberar su mente de todo pensamiento que en ella hubiera, para así dejarla en blanco. A continuación, simplemente debía concentrarse en el momento que deseaba ver, y la bola se lo mostraría, pero tenía que ser cautelosa, puesto que ésta únicamente le enseñaría un momento, y no volvería a mostrarle más hasta haber recargado energías, y Silvia no sabía cuánto tiempo tardaría en cargarse de nuevo.

Se decidió por pedirle a la bola que le mostrara el momento en el que sus sueños se verían cumplidos, y así lo hizo. Le mostró un momento 20 años después de la fecha en la que ella se encontraba, y allí estaba Silvia, la magia había dejado de ser materia prohibida, y ella estaba dando clases de Historia de la Magia en una prestigiosa universidad. Pero eso no era todo, se había casado con un gran mago y había dado a luz a la niña más preciosa que una madre pueda desear. Era un futuro perfecto, pensó, y acto seguido se quedó dormida.

20 años después, ninguno de los sueños de Silvia se había cumplido, y ella era ahora la dependiente de aquella tiendecita en la que había comprado su bola de cristal.

¿Qué le había ocurrido? Todo tiene una sencilla explicación. Silvia había visto su futuro a partir del momento en el que había dejado su mente en blanco, y al ver que sus sueños se cumplían, dejó de pelear por ellos, pensando que ya se cumplirían de una u otra forma.

Ahora yo te pregunto a ti, que has leído esto: ¿prefieres ver tu sueño cumplido, o vivir tu vida persiguiendo cumplirlo? Si le preguntas a Silvia te dirá que, sin duda, hubiera preferido no conocer su futuro, y haber vivido persiguiendo sus sueños, ya que está en nuestras manos, y no en las de nadie más, poder cumplirlos.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta. El que más me gusta hasta ahora. Has pasado de periodo artístico: de la "Época Negra" a la fantasía. Fresco y original. Felicidades por el progreso.

Anónimo dijo...

Está bien, pero ya sabes que la parte de la moraleja es algo que a mi no me convence... lo dejaría sin explicación, o algo más intrigante. Supongo que entiendes lo que digo.
De todas formas, mola un huevo y la yema del otro.

Anónimo dijo...

Buen Relato como siempre aunuqe como sabes mis gustos van mas por lo terrorifico jejeje

Anónimo dijo...

un gran relato cn una gran leccion " si no luchas por tus sueños..siempre estaras dormido"
muxos besito lauuuuuu muaaaaaaaaaaaaakkkkk!!!!

Marta Timón dijo...

Por supuesto que no me molesta que me pongas en tu lista de recomendados, mejor para mi jajaja
Me ha gustado mucho la historia.
Besos!

Anónimo dijo...

está muy bien lauri!!!una historia muy bien construida en su ambientación y en las palabras que usaste!!sigue asi!espero la proxima!jeje.bss.josé!

Slimdoe dijo...

increíble O_____O
creo que no tengo más palabras para describirlo, me ha encantado :3
y no porque la prota tenga mi nombre, que también...LOL!

Anónimo dijo...

Me ha gustado el relato. La trama y el contenido es diferente a los de otros que has escrito. Destaca especialmente el hecho de que no has enfocado el relato en los sentimientos como otras veces; la historia me ha recordado más bien a una fábula mezclada con un cuento, donde no ha faltado una interesante moraleja final. En parte, estoy de acuerdo con Germánico en que podrías no haber explicado la moraleja; sería diferente en cualquier caso. Eso sí, así te aseguras de que ciertas personas poco avispadas la entiendan.

En cuanto a tu pregunta... A mi me gusta vivir la vida y esforzarme por ir haciéndola poco a poco; eso sí, creo que es necesario ir viendo que vas consiguiendo tus propósitos; de esa forma, puedes encontrar una motivación para seguir luchando por tus sueños.

Anónimo dijo...

Es algo nuevo en ti escribir así pero creo que es de los que más me han gustado de los que he leido hasta ahora. Yo no se que preferiría, bueno... sabiendo eso preferiría vivir sin saber el futuro, pero vivir sin saber el futuro es intrigante y a veces surge la duda de por qué vivir? cuando las cosas van mal. De todos modos, mi conclusión es que está bien saber el futuro pero sin perder la fuerza para luchar por él. Está claro, soy una acaparadora jajajaja.

Andres Pons dijo...

Tienes una gran variedad de estilos literarios.

Eres una chica de mucho talento.
Tal vez algún día podamos escribir algo juntos.

El Ente dijo...

un relato muy bueno Laura. además con moraleja. jejjeje ya me has enganchado así que voy a seguir leyendo otro. Besos.