miércoles, 20 de agosto de 2008

La Persecución

Y allí estaba de nuevo, atada en el asiento trasero de aquel coche negro. No era la primera vez, y no sé cómo lo hacían, pero siempre conseguían engañarme para que subiera a él por voluntad propia. Siempre me prometía que no volvería a subir, pero no podía evitar hacerlo, me atraía demasiado.

Antes de arrancar, se notaba ya perfectamente la tensión que existía entre la pareja del asiento delantero y yo, que intentaba mentalizarme para lo que vendría a continuación. Ya había pasado por eso antes, así que sabía lo que debía hacer, cerrar los ojos y esperar a que el coche arrancara, y empezara la persecución. Cuando la mujer de delante vio lo tranquila que yo parecía, se lo recriminó a su marido, que ni siquiera se preocupó de mirarme, contestando a su esposa que pronto me daría cuenta de dónde me había metido.

Finalmente arrancamos, tranquilamente al principio, hasta que comenzó la persecución y la velocidad empezó a subir. Me daba miedo abrir los ojos y mirar a mí alrededor, pero la curiosidad venció al temor, y decidí abrirlos y no perderme nada de aquella carrera. Con cada curva, con cada subida o bajada, mi corazón golpeaba con más fuerza contra mi pecho, hasta que pareció que la persecución había acabado y el coche frenó bruscamente. Una vez más, la mujer de delante miraba a su marido, pero en esta ocasión, además, le gritaba. Lo hacía de una forma tan precipitada que no logré entender ni una sola palabra de lo que dijo, pero vi que el marido se reía, aumentando así la furia de su esposa.

Creí que todo había acabado ahí, pero de repente, las sirenas comenzaron a sonar y el coche arrancó de nuevo, esta vez con una velocidad aún mayor que la primera. Mi corazón latía tan fuerte que ya ni siquiera podía escuchar los gritos de la mujer que estaba sentada delante de mí. Finalmente, y esta vez fue real, todo terminó, el coche frenó y pude libarme de mis ataduras y pisar de nuevo el suelo.

Había sido, una vez más, un emocionante viaje en una Montaña Rusa.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Nefertari
¿Que decirte? Nuevamente un relato estupendo, sigue asi
Saludos

Anónimo dijo...

genial lauri...me ha gustado ese cambio que ha supuesto el final,de nuevo un 10 en narrativaaa!bsos.jose

Anónimo dijo...

Wenas... pues nada, lo prometido es deuda jejeje, y te dije ke te iva a comentar ^^

Y eso, ke me a sorprendido el relato, ke yo pense ke iva a acabar con algo chungo... y resulta ke es una montaña rusa XDDD, a ver cuando me pongo yo a escribir algo, aunke ya sabves ke si no suelto alguna parida no me kedo a gusto, asi ke no creo ke sea un texto serio XDDD

1 besote ^^

Anónimo dijo...

Hola Navarrana!
De nuevo un minirelato en el que cambias el tipo de trama. Me ha gustado porque no sabes exactamente qué es lo que está pasando, y luego el final es bastante "sorpresivo" (jeje), no te lo esperas.
Sigue igual, escribiendo cosicas así. A mí me entra el mono de escribir, pero creo que ahora mismo no estoy inspirado para ello.
Un beso!!

nadie que vallais a ver por la calle dijo...

como ya han dicho, un relato estupendo.


saludos.

nadie que vallais a ver por la calle dijo...

no hay gran diferencia entre evadirse, y escapar...pero es como todo, cada uno tiene su manera diferente de ver las cosas.


saludos, y gracias por firmar.

El Ente dijo...

Hola Nefertari, aunque creo que te llamas Laura. En primer lugar te agradezco tu comentario en mi blog. En segundo lugar, decirte que menuda sorpresa me he llevado al llegar a éste, tu rincon. Sencillamente Laura y en pocas palabras, escribes de maravilla. Conectas y haces que se meta uno en lo que escribes. Un besote y si me lo permites me gustaria ponerte un enlace en mis blogs preferidos...aunque yo los llamo "mis complices"

Butty dijo...

Hola, hace algún tiempo leí esto x primera vez y me encantó la forma como navegas entre las palabras, la forma como las haces sonar interesantes a cada momento. Solo quería pasar y dejar un comentario. Eres buena en esto No lo dejes nunca x favor.